Tomar bebidas frías en verano es una necesidad. Donde mejor las sirven es en los bares. Te contamos cómo lo hacen.
Una de las mejores maneras que tenemos para refrescarnos en verano es sentarnos en la terraza de un bar y pedirnos una bebida fría. Lo hacemos continuamente. Bien sea para tomarnos una cerveza cuando llegamos de la playa, un granizado a media tarde en una heladería o pasar la noche con amigos en una de las mesas que el bar tiene colocadas en la plazuela, en plena vía pública. Una versión de pasar la noche a la fresca.
Parece que en el bar, los refrescos saben mejor. Nos puede parecer que en esta afirmación hay un poco de leyenda urbana. Los bares son un espacio de socialización. Pero lo es cierto es que estos establecimientos han desarrollado la habilidad de servir las bebidas a su temperatura adecuada. Es normal, después de todo es su trabajo. Estos locales disponen de equipos especiales para conservar las bebidas y los recipientes a la temperatura idónea para refrescarnos. Tiene los medios para elaborar bebidas frías. Tienen sus trucos, derivados de años de experiencia. Lo bueno de todo es que estas técnicas podemos replicarlas o adaptarlas a nuestra casa. También en las bebidas tenemos que aprender de los profesionales.
En verano salimos más de terrazas, pero también hacemos más vida social en casa. Sobre todo si tenemos medios para hacerlo: un chalet con jardín, un piso con una terraza grande, un comedor espacioso. Cuantas veces vienen los amigos a comer un domingo y no salen de casa hasta bien entrada la noche.
Si sabemos ofrecerles las bebidas frías estaremos tan a gusto que la velada se volverá interminable. El tiempo se nos pasará volando.
Así lo hacen en los bares y así podemos hacerlo en casa.
Las copas heladas.
Uno de los atractivos de tomarte una cerveza en una terraza en verano es que además de que te ponen el tercio bien frío, te lo sirven en una copa helada. Así la cerveza pasa sin darte cuenta. Desde luego es un remedio agradable para soportar el ambiente soporífero de las altas temperaturas.
Para ello los bares tienen sus trucos. Mi amigo Jaume, que tiene un bar en Valencia, me cuenta que una de las mejores compras que ha hecho este verano ha sido adquirir un enfriador de copas en Giona Company, una tienda online de suministros para hostelería donde venden todo tipo de maquinaria y accesorios para el buen funcionamiento de estos negocios.
Jaume dice que coge la copa de la repisa, la coloca en el enfriador y en unos segundos la tiene a la temperatura perfecta. Lo hace tanto poner cañas, como para servir la cerveza en botella.
Antes de que comprara el enfriador, guardaba las copas en uno de los arcones congeladores. Por la alta demanda de bebidas, muchas veces no le daba tiempo a que las copas se enfriaran Por otro lado, guardar las copas en el congelador ocupa un espacio valioso que se puede utilizar para enfriar alimentos y bebidas.
Los enfriadores de copas y jarras que utilizan los bares son caros. Es una inversión que ellos amortizan por toda la cantidad de bebidas frías que sirven, pero que para un domicilio puede suponer un gasto desorbitado De todas formas, reservar una repisa del congelador para guardar nuestras copas es una fantástica idea.
Servir el vino a su temperatura adecuada.
Cenar con un buen vino o tomarnos una copa de vino con los amigos al entrar la noche es una experiencia gratificante, hasta en verano. ¿Quién dice que una copa de vino, si está servida a su temperatura correcta, no es refrescante?
Por razones de cuidar el producto, el vino debe conservarse a una temperatura determinada. Sea tinto, blanco o rosado, el vino siempre tiene un punto de frescor, que en verano resulta agradable.
Para que nos hagamos una idea. Los vinos blancos jóvenes, como puede ser un albariño, deben servirse a una temperatura de entre 6 y 10 º. Los vinos rosados deben estar entre los 8 y los 10 º centígrados. Un vino tinto joven debe conservarse entre los 12 y los 14 º. Si vamos a beber un vino crianza debemos tenerlo entre los 16 y 18 º, y los vinos reserva y gran reserva deben estar a 19 º C.
Como vemos, con el calor que hace en verano, los vinos se guardan en el frigorífico. Los bares tienen la suerte de que utilizan cavas y vinotecas climatizadas con las que consiguen que cada tipo de vino se conserve a su temperatura adecuada.
Esto es más difícil de conseguir en casa. Pero como cuenta la web La Mancha Wines, de la D.O. Mancha, la clave está en conservar las botellas de vino a una temperatura constante de entre 5 y 17 º. Es decir, tenemos que tenerlas en el frigorífico. Dejar una botella de vino, en pleno verano, a temperatura ambiente, puede implicar que la echemos a perder.
Los granizados.
Los granizados son una bebida agradecida para los meses de calor. Los bares tienen sus granizadoras industriales, donde además de elaborar la bebida, la conservan a una temperatura baja y mantienen esa textura de hielo picado gracias a unas aspas que van removiendo el producto dentro de su recipiente.
Lo mejor de todo es que los granizados podemos elaborarlos en casa. Con una calidad igual o superior a la que encontramos en bares y heladerías. Esto es así porque en casa no vamos a utilizar colorantes artificiales que sí emplean los granizados industriales.
El periódico El Confidencial cuenta que hay dos maneras de hacer granizado en casa. La primera de ella, la más recomendable, es cortar la fruta (de la que queremos hacer el granizado) con la cáscara, dejarla en un recipiente plano y meterla en el congelador. Cuando la fruta esté congelada, la pasaremos por una batidora con la cantidad de azúcar que queramos, con un poco de zumo de fruta, y con agua fría. Lo batiremos todo junto hasta que alcancemos la textura deseada. Si queremos, podemos presentarla con un poco de hielo picado.
Para la segunda opción necesitamos una picadora potente, que sea capaz de picar hielo. En este caso pondremos en el recipiente de la picadora cubitos de hielo, le añadiremos zumo de fruta y azúcar al gusto y lo picaremos todo junto.
También podemos congelar zumo de frutas con azúcar, y cuando se haya transformado en hielo, picarlo con la picadora. De esta manera, el sabor es más intenso. Esta opción se utiliza para elaborar granizado de limón o de naranja casero.
Preparar bebidas refrigeradas.
Esta es una solución doméstica que han adoptado algunos bares. Lo digo por unos amigos que tengo en Alhama, Murcia, que han regentado un bar toda su vida y que cuando voy a verlos me sorprenden con bebidas frías como café con leche condensada y un poco de canela. Lo guardan en jarras grandes de agua que meten en el frigorífico y lo sirven en vasos. Yo me quedé maravillado la primera vez que lo probé.
Muchos bares elaboran el tinto de verano de una manera artesanal, como lo hacen en muchas casas. Mezclan el vino tinto con la gaseosa de limón en botellas de dos litros o en garrafas y los guardan en el arcón frigorífico. La mezcla se va macerando a media que se enfría, aportándole un sabor que no encuentras en los tintos de verano industriales, ni en aquellos que te prepara el camarero al momento, frente a tus ojos, en la barra del bar.
Estas son soluciones refrescantes que podemos realizar en nuestra casa. Tenemos muchas más opciones, como el refresco de limón (zumo de limón rebajado con agua y aderezado con azúcar y ralladura de corteza de limón), leche con canela y azúcar, etc.
Son preparaciones que nos llevan un poco de tiempo, pero que cuando las tomamos frías son reconfortantes.
El hielo nunca puede faltar.
Una de las claves de que en los bares se sirvan bebidas frías es que siempre tienen el hielo a mano. No lo utilizan solo para ponerlo en los vasos de refresco. Si comes en un restaurante, te presentan la botella de vino dentro de una cubitera con hielo. Si en el bar hacen coctelería, como pueden ser los mojitos o la caipiriña, pican hielo. El café solo con hielo y una rodaja de limón, “café del temps” le llaman los valencianos, es todo un clásico. El hielo es algo que nunca debe faltar.
Para tener siempre hielo en casa lo mejor es comprar hielo industrial. En nuestro congelador siempre debe haber un espacio para guardar las bolsas de hielo. Si hacemos cubitos de hielo con cubiteras, como hacían nuestras madres y abuelas, corremos el riesgo de quedarnos cortos. Tener siempre hielo en casa es fundamental para tomarnos bebidas frías siempre que nos apetezca.
Podemos aprender mucho de los bares. Aunque no tengamos los medios que ellos tienen, podemos adaptar sus técnicas a nuestra casa. Ganaremos en confort y satisfacción.