La igualdad de género, una necesidad en el entorno empresarial andaluz

Hay muchos motivos por los que se podría considerar que se han cometido muchas injusticias en el mundo laboral. Este es, sin duda, uno de los espacios en los que existe una mayor lucha y una mayor cantidad de reivindicaciones. A fin de cuentas, es algo lógico y normal puesto que de eso va a depender el salario que reciban los trabajadores y trabajadoras al final de cada mes y, por ende, su calidad de vida. Hay muchas cosas que se podían ajustar un poco más a lo que consideramos justo y hay muchas personas trabajando para que sea posible a la mayor brevedad posible.

Uno de los aspectos en los que hay que trabajar con más denuedo es en todo aquello que tiene que ver con la igualdad de género en el mundo laboral. Durante toda la Historia, se han producido injusticias en lo que afecta principalmente a las mujeres. De primeras, se les cortó de raíz el derecho a trabajar en un país como lo es el nuestro y en otros muchos lados más. Además de ello, ha cobrado menos dinero por realizar el mismo trabajo que el de un hombre y, por si fuera poco, no se ha tenido en cuenta su talento para acceder a puestos directivos y de los que depende el presente y el futuro de la empresa para la que trabajan.

Como es lógico, existe la necesidad de cambiar todo esto. Y es cierto que las cosas han empezado a transformarse en los últimos años gracias a la presión de muchas trabajadoras y también trabajadores (sí, en masculino) que son conscientes de que la situación anterior no caminaba sobre la senda de la justicia. Los emprendedores han empezado a tener más en cuenta a las mujeres y sus capacidades y, por suerte, la situación se ha ido equiparando, si bien es cierto que la igualdad absoluta no ha terminado de llegar en algunos negocios o sectores de actividad. De eso se trata, de que esa igualdad absoluta se instale en la totalidad del mercado laboral.

Una de las herramientas que se han constituido como fundamentales en el mundo empresarial español es el Plan de Igualdad, que sin duda debe ser creado en el seno de cada negocio con el fin de evitar cualquier tipo de discriminación que pueda afectar a la mujer. Como vamos a ver en los párrafos siguientes, todavía hay que dar pasos para terminar de convertir este Plan en una realidad puesto que son muchas las empresas que no lo han incorporado. Pero es una mera cuestión de tiempo que así lo hagan, principalmente porque este Plan ya es obligatorio en empresas que tengan un número concreto de personas en nómina.

De acuerdo con una noticia publicada en el portal web del diario El Periódico en febrero del año pasado, solo una de cada tres empresas tenía registrado un Plan de Igualdad. Y eso implicaba problemas para el resto, puesto que desde el 7 de marzo, todas las empresas de más de 50 trabajadores tenían que, al menos, estar en vías de desarrollar un proyecto de este tipo. Lo cierto es que no hablaba demasiado bien de las empresas españolas que solo un mes antes de la entrada en vigencia de la norma solo existiera una de cada tres empresas que disponía de ese Plan de Igualdad del que estamos hablando.

Según otra noticia publicada un año más tarde, en este caso del portal web Diario Jurídico, solo el 30% de las empresas tenía registrado un Plan de Igualdad, lo que venía a decir que tampoco habíamos avanzado tanto en dicho año. Este es un problema porque estamos hablando de un asunto que requiere de cierta urgencia. Es hora de acabar con cualquier tipo de discriminación contra la mujer y una de las cosas que demuestra que un negocio se toma en serio este asunto es promoviendo un Plan de Igualdad tan pronto como le sea posible. Y esto es lo que estamos echando de menos en buena parte del tejido empresarial.

La igualdad de género es una necesidad en el seno de todas las empresas y todavía tenemos que dar un pasito hacia delante en este sentido con la incorporación de un Plan de Igualdad para cada negocio en concreto. Esta es una de las claves para obtener el certificado de Gender Parity Company, según nos han indicado desde EFC Spain, una entidad certificadora y cuyos y cuyas profesionales aseguran que las empresas de España y también las andaluzas todavía tienen trabajo para terminar de conseguir esa igualdad de género en todos los ámbitos del trabajo, si bien se van consiguiendo pequeños avances de manera paulatina.

Hay que trabajar en favor de la igualdad de género en el trabajo, en primer lugar, porque es un asunto ligado a la justicia social que no siempre ha existido y que ya va siendo hora que se instale en el seno de cualquier empresa, con independencia de su tamaño y del sector de actividad en el que se ubique. Y, en segunda instancia, porque no podemos desperdiciar todo el talento del que disponen las mujeres para cualquier trabajo que se precie. Si no tratamos a las mujeres de la misma manera que a los hombres, estaremos dejando de lado las capacidades del 50% de la población mundial. Y eso no es lo más inteligente desde el punto de vista de la productividad y la rentabilidad.

Las mujeres jóvenes tienen un doble riesgo 

Ya hemos hablado de la situación que experimentan las mujeres en sus trabajos y la injusticia que tienen que recibir en muchas situaciones de la vida. Pues ahora nos podremos imaginar lo que tendrán que pasar cuando, además de ser mujeres, son jóvenes. Acabamos de mencionar a otro de los colectivos sociales que más ha sufrido en el mundo laboral, especialmente a raíz de la crisis económica que surgió en 2007. Los y las jóvenes se han visto abocados a realizar trabajos mal pagados, temporales y en condiciones muchas veces complicadas. Si una persona, ya por el mero hecho de ser mujer, ya ha recibido un trato más desfavorable que el que se le otorga a los hombres y, además, es joven, se encuentra en un doble riesgo.

Debería existir también un plan que fuera destinado a proteger a la gente joven que se encuentra dando sus primeros pasos en el mundo laboral. Se trata de un colectivo que está realmente exprimido, incluso en el caso de los varones, y creemos que eso no debería tener cabida en nuestra sociedad actual. Debemos motivar a los jóvenes porque son los que van a sacar adelante la economía del futuro y van a ser personas de las que vamos a tener que depender en algún momento, nos guste o no. Si hacemos que sus primeros pasos en el mundo laboral les hagan felices, estaremos permitiendo que encuentren la motivación necesaria para trabajar y superarse a sí mismos.

Ojalá que también demos un pasito hacia delante en ese sentido, porque sí que es verdad que en España solemos desconfiar bastante del olfato que tienen los más jóvenes. Y eso juega en nuestra contra. Estamos hartos de ver como países como lo son el Reino Unido, Irlanda o Estados Unidos ofrecen posibilidades mucho mejores a los y las jóvenes de las que tienen aquí en España. Tenemos que mantener nuestro talento porque, de lo contrario, estamos perdidos. Y si apostamos por ellos y ellas debemos promover la igualdad tanto entre jóvenes y adultos como entre mujeres y hombres. Así es como se genera un sistema de trabajo que se basa en la meritocracia y en el que todo el mundo tiene que demostrar lo que vale.

La motivación es uno de los aspectos claves para que todas las personas encuentren la manera de encontrarse bien en el trabajo y desarrollen todas y cada una de sus capacidades. Si hay alguien que, por algún motivo, no se sienta integrado en un equipo, parece lógico pensar que no va a encontrar la motivación necesaria para conquistar todos los objetivos de los que se compone nuestra actividad profesional y de los que se va a beneficiar la empresa para la cual estamos trabajando. Ni que decir tiene que eso va a tener un impacto positivo dentro del negocio y la cantidad de beneficios que genera.

Por supuesto, cualquier discriminación que se haga en el entorno de trabajo es totalmente reprobable. También se realizan muchas discriminaciones en materia de raza en España y en otros muchos países. Eso no es de recibo y va en contra de todos los principios relacionados con los derechos humanos. La verdad es que se tienen que corregir todas esas actitudes porque no conducen a nada positivo en un entorno como lo es el de trabajo, en el que hay que cuidar de cada mínimo detalle con el objetivo de conseguir el mejor ambiente y el correcto desarrollo de la actividad que desempeñan. Esa es la llave del éxito.

 

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