Me gusta el vino, el buen vino… ¡Y por ello lo cuido!

Soy restaurador en un pueblo de la Manchuela en el que el vino es casi una religión, un auténtico arte de vivir. Me gusta cuidar de mis comensales y por esa razón sólo propongo en mis cartas de vinos los mejores caldos para acompañar mis menús. Para ello, llevo ya casi diez años confiando en la tienda online Exportcave, una empresa que desde el año 2005 (llevamos más o menos el mismo tiempo ofertando nuestros servicios) se dedica al diseño y comercialización de productos de alta calidad para el sector de bebidas, hostelería y catering.

En su amplio catálogo, encuentro todo lo necesario y al mejor precio para mi pequeño negocio, desde las vinotecas, pasando por las cubiteras, los decantadores, sacacorchos hasta la más fina cristalería, pues no sólo una correcta conservación de los vinos es importante sino también la forma en la que éstos se presentan al público. ¡Cuidar los detalles es necesario para que la degustación se vuelva inmejorable! ¡No por nada al vino se le conoce como el elixir de los dioses! Con lo cual, se le debe tratar con respeto y deferencia. Dicho esto, es verdad que lo fundamental radica en la correcta conservación del vino, porque hay que tener mucho cuidado con que éste no pierda sus características y propiedades al almacenarlo.

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¿Qué debo hacer para conservar adecuadamente mis botellas de vino?

A menudo me preguntan mis clientes qué es lo que deben hacer para que sus botellas de vino se conserven de la mejor manera posible, y yo les contesto que lo primero consiste en guardarlas en un lugar en el que no les dé la luz directa, como podría ser por ejemplo frente a una ventana. ¡Eso estropearía en efecto el vino a las pocas horas! Asimismo, les desaconsejo colocarlas cerca de cualquier fuente de calor, como al lado de una nevera, de un radiador, etcétera. Sin embargo, ¡tampoco meterlas en el frigo para alejarlas de las zonas de calor es aconsejable! Lo idóneo sería ponerlas en un lugar oscuro que las mantuvieran siempre a una temperatura constante o en sótano, siempre al horizontal, y donde no estuvieran expuestas a corrientes de aire, al frío y/o condiciones climáticas adversas… Por fin, siempre les especifico que guardar las botellas años y años tampoco sirve de nada puesto que el vino no se conserva siglos…

Vinos para todos los gustos

Una vez esto asimilado, lo siguiente consiste en probar los distintos vinos (blancos, rosados, espumosos, tintos) para saber cuál a nuestro paladar es el que más le gusta, lo cual nos permitirá analizar más tarde las características de cada uno. Se puede optar por ejemplo por unos vinos afrutados, estructurados, jóvenes o de barrica. Para saber si son generosos y dulces, se suele decir que los que contienen más de 13º de alcohol lo son. Los tranquilos son los que contienen menos de 15° de alcohol, sin burbujas, independientemente que éstos sean tintos, blancos o rosados. En cuanto a los espumosos, éstos contienen burbujas obtenidas gracias a una segunda fermentación en botella y habiendo sido gasificados.

Con ello, el grado de alcohol en un vino es lo que determina su cuerpo. Hasta un 10.5 % de contenido de alcohol, su cuerpo es de tipo ligero. De 10.5 % hasta los 12.5 % se trata de un cuerpo de tipo medio, y si sobrepasa los 12.5 % se trata entonces de un vino con cuerpo. También el tipo de uva, variedad, región y cosecha determinan su cuerpo. Añadir a ello, que ciertas personas los prefieren con notas de madera que no se encuentran en los vinos jóvenes. Si por ejemplo buscáis notas afrutadas en los vinos blancos y rosados, es mejor entonces elegir cosechas recientes. Para los tintos, optar por unos cuya antigüedad es de 5 años, es lo normal. Fijarse en el color también es importante. Así pues, se dice que un vino con colores rojizos está en perfectas condiciones. Sin embargo, si éste tiene un color ladrillo, entonces se supone que está en declive. Con los vinos blancos, el color debe ser de oro y no marrón. También se pueden identificar basándose en sus texturas y movimientos. Cuanto más viscosos sean los vinos, mayor será su contenido de alcohol. Una vez determinado esto, debe haber cierto equilibrio entre el alcohol, la acidez y la tanicidad, es decir aquella sensación de astringencia y aspereza en boca. Y más o menos os lo he resumido todo. Ahora, sólo me queda por deciros que os espero en mi restaurante con los mejores vinos servidos en unas magníficas copas de cristal que por supuesto encargué en Exportcave. ¡Cómo no!

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